De: Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Durante las fiestas navideñas siempre es tradicional reunirse con la familia, comer mucho y celebrar todos los días, además de los mágicos fuegos artificiales. Con estos productos pirotécnicos se despide al año viejo y se da la bienvenida al nuevo, que trae nuevas metas y sueños. Pero así como se celebra con los fuegos artíficiales, también se llora.
Antes de la promulgación de la ley 340-09 sobre el Control y la Regulación de los Productos Pirotécnicos, era usual ver en los periódicos en la primera semana de enero el reporte de los niños y adolescentes afectados por quemaduras que, en algunos casos, dejaban lesiones permanentes y hasta la périda de órganos tan vitales como los ojos.
La ley 340-09 define los productos pirotécnicos, juegos pirotécnicos o fuegos artificiales como toda clase de artefactos que contengan una o varias materias o mezclas de elementos destinados a producir efecto calorífico, luminoso, sonoro, gaseoso o fumígeno, o una combinación de estos efectos, como consecuencia de reacciones químicas exotérmicas auto sostenidas, potenciales causantes de quemaduras e incendios, en los que pueden arder otros materiales, causando daños y explosiones.
En los últimos años, las quemaduras a causa de los fuegos artificiales se han reducido de forma tal que en el 2010 no hubo niños afectados por esta situación a pesar de que todavía, en el hospital Robert Reid, no existen estadísticas de los ingresados por esta situación.
El doctor Emilio Mena Castro, director del hospital Robert Reid Cabral, dijo que antes de la puesta en vigor de la ley recibían muchos casos de niños que sufrían quemaduras en diversas partes del cuerpo por el uso de fuegos artificiales.
“Afortunadamente después que la ley entró en vigor ha habido una reducción dramática de los casos, al punto de que el año pasado no tuvimos registro de pacientes por quemaduras a causa de fuegos artificiales. Tuvimos más casos de balas perdidas o quemaduras en las casas, pero no directamente relacionados con los fuegos artificiales”, afirmó Mena Castro.
Expresó que los afectados rondaban edades entre los cuatro y cinco años hasta adolescentes de16 años. Éstos se quemaban con las patas de gallinas, que son las más sencillas, hasta las velas romanas.
Mena aseguró que se llegaron a recibir niños con quemaduras de extensiones de un 20% y un 15% del área corporal, sin embargo, el problema no era tanto la extensión de la quemadura, sino cuando éstas eran producidas en la cara o manos.
“Llegamos a ver niños con pérdida de un ojo o con lesiones muy importantes de cara y cuello. Y con quemaduras en toda la extensión interna de la mano”, recordó.
Las quemaduras causadas por la pólvora generalmente producen muerte de tejido "y todo ese tejido que no funciona hay que desbridarlo (retirarlo) y realizar una acción quirúrgica porque, de lo contrario, ese tejido necrótico puede favorecer el crecimiento de bacterias que no necesitan oxígeno para desarrollarse".
Emilio Mena volvió a insistir a los padres que los niños no están listos para manejar este tipo de artefactos, no tienen la capacidad de discernimiento, por lo que lo ideal es no comprárselos o darles el dinero, o -en su defecto- los padres ser quienes manipulen los fuegos artificiales.
La viceministra y directora del Control y Regulación de los Productos Pirotécnicos, Berioska Mella, afirmó que solo las empresas pirotécnicas legalmente constituidas y certificadas están facultadas para la manipulación de los fuegos artificiales en eventos públicos.
La detonación y uso de los fuegos artificiales está a cargo exclusivamente de las empresas pirotécnicas mediante permisos que otorga el Ministerio de Interior y Policía. Estas empresas son: fuegos artificiales Júpiter, fuegos artificiales Metralla, fuegos artificiales Phantom, Pirotécnica del Caribe, fuegos artificiales Popeye, MG del Caribe y Phantastik Fireworks.
A pesar de que es maravillo y mágico el espectáculo que proporcionan los fuegos artificiales, se deben tomar en cuenta las consecuencias que pueden traer al ser manipulados de una forma incorrecta o al no contar con las medidas de seguridad necesarias podrían causar grandes daños.
