Edwin Paraison dice Fernández desnaturalizó las ideas del PLD sobre Haití
Danilo Medina: “Su visita al barrio chino para conseguir el apoyo político de esta comunidad, sin haberlo hecho con la diáspora haitiana, que representa entre 3%-5% del electorado, ya deja ciertas inquietudes”, para la comunidad haitiana.
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De Balaguer a Fernández: Los intereses actuales de Haití en las elecciones dominicanas
Haití.- La llegada al poder en 1996 de Leonel Fernández, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), marcó sin ninguna duda una nueva etapa en las relaciones entre Haití y la República Dominicana. El viejo caudillo Joaquín Balaguer, un colaborador cercano del dictador Rafael Leonidas Trujillo, responsable de la masacre de haitianos en 1937, y una de las puntas de lanza de la ideología anti-haitiana, pasó de esta manera el poder a un político joven, de formación sólida, que deseaba contar con la capacidad para realizar un cambio de paradigma en las relaciones entre nuestros dos países.
Al igual que Balaguer, Fernández es un francófono que tuvo por esta razón la facilidad de edificar relaciones en ciertos círculos intelectuales y del poder económico en Haití. Balaguer dirigió la República Dominicana en tres ocasiones, de 1960 a 1962, de 1966 a 1078, y de 1986 a 1996. Fernández que ha seguido sus pasos. Sus tres mandatos han sido de 1996 a 2000, de 2004 a 2008, y de 2008 a 2012.
En cuanto a Haití, las administraciones de Balaguer, cuyas ideas están descritas en su libro La isla al revés, aparecido en 1983, están marcadas por el neotrujillismo. De las de Fernández, lo menos que puede decirse, por la preponderancia de figuras notables, parecidas o pertenecientes al balaguerismo, salidas de la extrema derecha, es que han desnaturalizado la esencia del partido de izquierda fundado por Juan Bosch en 1974. Por esta razón, resultan evidentes serias contradicciones, tanto en el discurso oficial como en materia de política pública en contra de Haití o la diáspora haitiana en la República Dominicana.
En este contexto, aparte de los tres mandatos acumulados por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), 1978-1982, 1982-1986, 2000-2004, la fuerza y la consistencia de una corriente abiertamente anti-haitiana no ha dejado de aumentar en el seno mismo del poder dominicano durante más de medio siglo.
Mucho más aguerridos, sus portavoces mantuvieron una campaña sin tregua, cuando Peña Gómez, de origen haitiano, apareció en 1990 en el PRD, como una opción seria de poder.
Candidato en tres ocasiones, incluyendo en 1994, cuando perdió como resultado de un fraude colosal de Balaguer, y en 1996, contra Fernández, que contó con el apoyo de Balaguer, tras una campaña dominada por el discurso de odio contra los haitianos, Peña Gómez nunca pudo asumir abiertamente sus orígenes haitianos hasta su prematura muerte en 1998.
Esta gestión profundamente ambigua de la relación domínico-haitiana es la base de las dificultades más graves entre ambos países bajo Balaguer y Fernández. En el verano de 1994, en respuesta a las inquietudes expresadas públicamente por el presidente Jean-Bertrand Aristide sobre la situación de los cortadores de caña en los bateyes y los nacionales haitianos en general, el Presidente dominicano ordenó una amplia operación de repatriación que creó problemas internos al joven e inexperto mandatario haitiano.
Algunos periodistas sostienen que, más tarde, las reuniones preparatorias del golpe de Estado que se ejecutó en septiembre de ese año se llevaron a cabo en el territorio dominicano, con la tolerancia de los servicios de inteligencia.
En el caso de Fernández, la toma de posiciones críticas sobre Haití y negativas sobre sus dirigentes, además del rechazo de toda comparación con su vecino, después de la publicación del primer informe sobre “Estados fallidos” de la revista Foreign Policy apoyado por el centro de análisis Fondos para la Paz, de Washington, a finales de julio de 2005, unidas a las acciones xenófobas que comenzaron en Hatillo Palma en mayo y las repatriaciones masivas, provocaron un malestar oficial del lado haitiano y las reacciones violentas contra el jefe de Estado dominicano en su visita a la capital haitiana en diciembre de ese mismo año.
Entre 2005 y 2009, la tolerancia oficial otorgada a la cruzada anti Haití en los medios de comunicación, generó, indirectamente, más de 25 víctimas fatales, el peor de caso, la decapitación en la vía pública del joven Carlo Nerilus, en el barrio Herrera de la capital, en mayo de 2009, en presencia de un grupo de dominicanos que filmaron y publicaron en el Internet las imágenes de esas escenas macabras.
Difícilmente podría ser de otra manera. Desde Balaguer hasta el final del tercer período de Fernández, con la popularidad, el liderazgo y la fuerza política que se le reconoce a este último, el discurso dominante sobre Haití en la República Dominicana se resume en la lista de los grupos nacionalistas, de la manera siguiente.
a) Haití es un país fallido que amenaza la estabilidad de la RD
b) Haití y la inmigración haitiana son una carga insoportable para la RD
c) Los inmigrantes haitianos traen enfermedades ya erradicadas al territorio dominicano
d) La inmigración haitiana es una invasión pacífica
e) La presencia haitiana pudiera provocar una guerra entre los dos países (balcanización)
f) Estados Unidos, Francia y Canadá están detrás de un plan para la unificación de la isla (para desembarazarse de Haití y de los haitianos)
g) Los haitianos son y siguen siendo enemigos
h) Un acto ilegal no podrá dar lugar a un acto legal. En cuanto a la llegada bajo contrato con el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) de cortadores de caña haitianos nunca han recibido del Estado dominicano facilidades para regularizar su situación migratoria, y a sus hijos hoy en día ven como se les niega la ciudadanía dominicana
i) Los dominicanos de origen haitiano, al menos formalmente, no tienen derecho a la participación política
k) Rechazo total a la existencia de una minoría nacional
Las elecciones de este domingo 20 de mayo, paralelamente a los intereses propios del Estado y del pueblo dominicano, son cruciales para Haití, en tanto que único país fronterizo, y los haitianos en la República Dominicana forman la comunidad más grande de inmigrantes. De los 7 candidatos, tres disfrutan de las mayores simpatías. Por orden alfabético, Danilo Medina, Hipólito Mejía y Guillermo Moreno. La polarización es evidente entre los dos primeros, que se dicen ganadores basándose en las cifras de las agencias de sondeos electorales.
Hipólito Mejía, el candidato del PRD, de 70 años, que se hace llamar “Papá”, es más conocido en Haití por haber sido presidente durante el periodo 2000-2004. Se le reprocha haber tolerado la presencia en territorio dominicano de rebeldes armados que desarrollaron acciones subversivas contra el gobierno constitucional de Haití utilizando una base en la comunidad fronteriza haitiana de Pernal. Tiene a su favor la memoria del líder histórico de su partido, José Francisco Peña Gómez, y un lema bastante interesante sobre las relaciones haitiano-dominicanas: “Un matrimonio sin divorcio”.
Danilo Medina, candidato del PLD, de 60 años, fino estratega político, tiene una visión objetiva y coherente de las relaciones entre los dos países que comparten la isla. Igual que sobre el tema de la nacionalidad. Sin embargo, los aliados nacionalistas del PLD, conocidos por su anti-haitianismo, tienen un papel importante en su campaña. En lo que nos concierne, ¿podrá realmente aplicar su lema de “continuar lo que está bien, cambiar lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho”? Su visita al barrio chino para conseguir el apoyo político de esta comunidad, sin haberlo hecho con la diáspora haitiana, que representa entre 3%-5% del electorado, ya deja ciertas inquietudes.
“Papá” o Danilo, los intereses de Haití y la causa haitiana en la República Dominicana, y también de la paz insular están vinculadas al próximo líder del Estado dominicano que sabrá cómo dar el paso histórico para establecer relaciones realmente transparentes entre nuestros dos países. Sin doble moral, Sin hipocresía. Sin manipulación. Un jefe de Estado que cambie radicalmente el discurso que nos llega del poder dominicano para lo cual:
a) Haití sería un país en reconstrucción que ofrece una oportunidad de crecimiento para las empresas dominicanas
b) Haití será un país que representa un mercado de 2 mil millones de dólares que exige un acuerdo comercial
c) La gestión del problema sanitario transfronterizo deberá ser una prioridad de la Comisión Mixta Bilateral en ambas direcciones
d) Mientras se establecen las medidas de control apropiadas, la mano de obra haitiana será vista formalmente como indispensable para la economía dominicana
e) Los programas de integración social y de solución de conflictos serán necesarios para reforzar la vida en conjunto de haitianos y dominicanos
f) La pobreza común en ambos países da lugar a una dependencia de la ayuda internacional, y será un material de trabajo binacional y de lucha conjunta contra toda injerencia extranjera;
g) Haití y la RD serán vistos realmente como dos pueblos hermanos que han sido siempre solidarios en los momentos más difíciles de sus relaciones; el 12 de enero será declarado el “Día de la Amistad Domínico-haitiana”.
h) Se explorará una amnistía migratoria a favor de los haitianos llegados (a la RD) bajo contrato para el corte de la caña, paralelamente a un plan de regularización que deberá ser revisado con la participación de grupos de la sociedad civil y de la comunidad haitiana.
i) De acuerdo con las leyes de la República Dominicana, los derechos civiles y políticos de los dominicanos de origen haitiano serán respetados:
j) Los grupos étnicos, en tanto que minorías visibles en la sociedad dominicana, serán respetados.
Nuestros mejores deseos para las autoridades y al hermano pueblo de la República Dominicana con motivo de las elecciones.
Edwin Paraison