SANTO DOMINGO. El Premio Nacional de Artes Plásticas, Fernando Peña Defilló (1928), será centro de una retrospectiva de su obra, que se mostrará en el Museo de Arte Moderno, en el marco de la XIV Feria Internacional del Libro, bajo el título "Fernando Peña Defilló. Real imaginario".En noviembre del 2009, el Centro León de Santiago mostró "El eterno retorno", una exposición bien abarcadora del artista, que hasta ese momento llevaba varios años alejado de las exposiciones y supuestamente de la creación.
Se trata de uno de los más interesantes artistas plásticos del Caribe, con una vocación trascendentalista hacia lo universal desde lo entrañable caribeño.
Peña Defilló estudió tres años en la Escuela de Bellas Artes y en 1951 partió a Europa, en busca de lo nuevo. Y lo nuevo justamente es el momento de cambio en el mundo del arte, donde se dan cita nuevas tendencias estéticas. Así Peña Defilló se ve en medio de los aires que llegan de Estados Unidos y los propios que se producen en los molinos de las aguas caminadas europeas.
Una década en Europa, es alimento espiritual suficiente para impulsar la creatividad desde el terruño patrio. Regresa en 1963 a un país que no lo conoce, pero también marcado por el cambio político y con ciertas sendas abiertas hacia el abstraccionismo.
"La contradicción entre lo abstracto y lo figurativo me gusta, pero solo para tratar de superarla", ha escrito Peña Defilló en sus "Volutas", una especie de epigramas sobre su propia estética.
De contradicciones en contradicciones, de lo asbtracto a lo figurativo, de lo puramente lineal a lo sensorial que imponen las texturas.
De la "Romería", de 1954; la "Naturaleza abstracta" de 1961 y el "Contrapunto" de 1967; a "La vida en rosa", de 1997 y el tríptico "Corazón entregado" del 2008, y sobre todo "Triunfo de la luz" (2007) pasando por "De este lado del paraíso", de 1971, Fernando Peña Defilló fue definiendo un discurso de profunda espiritualidad que honra las paredes del Museo de Arte Moderno en esta XIV Feria Internacional del Libro.
Se trata de uno de los más interesantes artistas plásticos del Caribe, con una vocación trascendentalista hacia lo universal desde lo entrañable caribeño.
Peña Defilló estudió tres años en la Escuela de Bellas Artes y en 1951 partió a Europa, en busca de lo nuevo. Y lo nuevo justamente es el momento de cambio en el mundo del arte, donde se dan cita nuevas tendencias estéticas. Así Peña Defilló se ve en medio de los aires que llegan de Estados Unidos y los propios que se producen en los molinos de las aguas caminadas europeas.
Una década en Europa, es alimento espiritual suficiente para impulsar la creatividad desde el terruño patrio. Regresa en 1963 a un país que no lo conoce, pero también marcado por el cambio político y con ciertas sendas abiertas hacia el abstraccionismo.
"La contradicción entre lo abstracto y lo figurativo me gusta, pero solo para tratar de superarla", ha escrito Peña Defilló en sus "Volutas", una especie de epigramas sobre su propia estética.
De contradicciones en contradicciones, de lo asbtracto a lo figurativo, de lo puramente lineal a lo sensorial que imponen las texturas.
De la "Romería", de 1954; la "Naturaleza abstracta" de 1961 y el "Contrapunto" de 1967; a "La vida en rosa", de 1997 y el tríptico "Corazón entregado" del 2008, y sobre todo "Triunfo de la luz" (2007) pasando por "De este lado del paraíso", de 1971, Fernando Peña Defilló fue definiendo un discurso de profunda espiritualidad que honra las paredes del Museo de Arte Moderno en esta XIV Feria Internacional del Libro.
De Alfonso Quiñones