De: Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A más de una década de la contienda en que se enfrentaron por primera vez, Danilo Medina e Hipólito Mejía vuelven a coincidir en el ardiente cuadrilátero de los que se disputan la Presidencia de la República.
Como en aquella ocasión, Medina es el candidato del partido oficialista y Mejía es el opositor. Pero desde entonces muchas cosas han cambiado en el escenario político nacional.
Acento.com.do conversó con el sociólogo Ramón Tejada Holguín, quien define la coyuntura actual como “un escenario totalmente nuevo y diferente” a aquella que le permitió al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) despojar del poder al partido morado a pesar de que concluía una gestión hasta cierto punto considerada exitosa.
El primer elemento que el experto considera es que en el año 2000 Hipólito Mejía era una opción fresca. En palabras de Tejada Holguín, “era virgen en términos de que no había tenido una experiencia presidencial”. Pero ahora tiene detrás una gestión gubernamental que, para su preocupación, es considerado como “uno de los peores que ha tenido el país en los últimos años” y cuyo final quedó con más de una estampa negativa, entre las que se destacan el estallido de la crisis bancaria y la reforma constitucional llevó a cabo Mejía para hacer posible su repostulación.
"¿Ganarán el marketing político y el candidato que debe dejar de ser él mismo para hacer lo que digan sus asesores, o el candidato que tiene una visión técnica del momento político y que no necesariamente tiene el mismo nivel de comunicación con la masa que tiene su oponente?"
El segundo elemento a considerar es que en el año 2000 Hipólito Mejía era visto como “un candidato con un discurso atípico”, que había ganado popularidad por su espontaneidad y su cercanía con la población a través del uso popular de la lengua:
“Se perfilaba como un hombre muy distinto a los políticos tradicionales cuyas ocurrencias eran celebradas por la gente. Pero más tarde esas ocurrencias llevaron al país a un nivel de desinstitucionalización bastante grande… Y eso que en ese momento era su fortaleza, es ahora una de sus debilidades”, explica Tejada Holguín.
Agrega que a esto se suma el hecho de que en el año 2000 Hipólito Mejía representaba al partido más grande del país, mientras que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) había llegado al poder no por contar con el apoyo de las grandes masas, sino como resultado del llamado Frente Patriótico, un pacto ideado por el ex presidente Joaquín Balaguer para cerrarle las puertas del poder presidencial al extinto líder perredeísta José Francisco Peña Gómez.
"¿Mejía tendría posibilidades? ¿Ganarán el marketing político y el candidato que debe dejar de ser él mismo para hacer lo que digan sus asesores, o el candidato que tiene una visión técnica del momento político y que no necesariamente tiene el mismo nivel de comunicación con la masa que tiene su oponente?", se preguntó Tejada Holguín.
Según el experto, luego de la muerte de Peña Gómez, el mismo pacto generó en la sociedad dominicana el sentimiento de que se tenía una deuda con el partido blanco, y este también era un elemento que favorecía a Mejía.
Con relación al contexto que influencia la suerte del candidato peledeísta, Tejada Holguín señala, en primer lugar, que actualmente representa al partido más grande con que cuenta el país, aunque acentúa que supera con muy poco al PRD; y que en el actual escenario político “no está la figura de Balaguer, quien en las elecciones de 2000 contribuyó enormemente a evitar que el PLD pudiera competir en una segunda vuelta electoral”.
Considera que, en la actualidad, Danilo Medina representa la oferta más fresca con posibilidades de ganar los próximos comicios: su discurso es el discurso más cercano al discurso principal en América Latina, a la izquierda moderada, como es el caso de Lula, por ejemplo. En este caso además resulta obvio que el PLD salió fortalecido de su proceso interno y todo parece indicar que se aglutinará alrededor de Danilo Medina.
El sociólogo está convencido de que el desgaste del Gobierno que encabeza Leonel Fernández no tendrá un impacto negativo sobre la campaña de Medina si este precandidato mantiene la línea que ha seguido hasta el momento: gestionar el apoyo de su partido sin dejar de hacer propuestas que difieren de lo que el Gobierno ha estado ejecutando:
“Es obvio que el discurso de Danilo Medina no es el discurso oficialista. Fíjate que él habla de un cambio en el modelo económico, que sus consignas son continuar lo que está bien, cambiar lo que está mal y hacer lo que nunca se hizo. Y parte de que el crecimiento económico no ha implicado mejor distribución de la riqueza”.
“Si bien Danilo es el candidato oficialista, resulta que es oficialista con una oferta distinta a la que existe en el Gobierno y con un liderazgo más propio, construido a sangre y fuego, se puede decir, desde el año 2006, cuando salió del Gobierno y decidió asumir un liderazgo independiente al de Leonel Fernández Reyna”, explica.
Entiende que Medina está ante una interesante paradoja, puesto que por un lado necesita a su partido para poder ganar las elecciones, pero, por otro, debe mantener la distancia suficiente como para evitar que los errores de esta gestión empañen su campaña.
Por eso considera que, independientemente de los elementos favorables que pueda tener en esta coyuntura, el gran reto de este candidato será “convencer a la gente de que tanto su consigna como su discurso son realmente factibles y diferenciadores del sector gubernamental”.
