De: Acento.com.do
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-Los ladrones de ganado azotan en las fincas de todas las regiones de República Dominicana, sin que ninguna autoridad les ponga freno, situación que está llevando a la ruina a los ganaderos.
En un reportaje del programa Nuria-Investigación periodística, que produce la periodista Nuria Piera, los ganaderos presentaron fotografías de restos de las vacas que son abandonados por los cuatreros dentro y fuera de las haciendas, incluso en plena carretera, ocasionando grandes pérdidas a los productores de carne y leche.
El ganadero Amado Almonte, impotente, declaró que prácticamente los propietarios de reses no encuentran a quién acudir ni tienen esperanza en que alguna autoridad escuchará sus denuncias y pondrá freno a los abigeos.
“No hago nada con decir que estoy mal, porque nadie me va a socorrer en mis necesidades. Pero al matarme la producción, me que quedé sin nada, viviendo como Dios quiera, imagínate”, expresó al ser entrevistado en el programa Nuria-Investigación periodística, que se transmite todos los sábados por Color Visión, canal 9, a las 9 de la noche, y los lunes por CDN, canal 37.
El reportaje narra que los cuatreros aprovechan la oscuridad de las madrugadas para entrar en las fincas, cortan los alambres, eligen el ganado que robarán, lo matan y descuartizan, escogen la carne de mayor calidad y dejan los restos tirados por doquier.
"Cuando a una familia la dejan sin su medio de sustento, que son las vacas, que son cerca de 58 mil productores de leche que hay en el país, no sólo se están matando las propiedades, sino también a miles de familias”, explicó Rivero
“Estos ladrones de ganado mantienen en zozobra a pequeños ganaderos de Majagual, un pequeño poblado perteneciente a Sabana Grande de Boyá, en la provincia Monte Plata, donde la miseria está a flor de piel”, indica el reportaje del programa Nuria-Investigación periodística, efectuado por la periodista Odalis Castillo.
La situación no es exclusiva de Monte Plata. También ocurre constantemente en Bonao, El Seibo, Dajabón, Higüey, entre otras localidades.
“A mí me robaron 9 vacas, lo único que tenía para mantener mi familia. Ahora caí enfermo, duré en el Darío Contreras veinte días interno, me pusieron como viente sueros. Y ahora toy sentado en mi casa”, expresa con tristeza el ganadero Florentino Ureña, conocido entre sus amigos como El Chino.
Para este pequeño ganadero, sus vacas, más que una propiedad eran parte de su vida. Tiene 4 hijos que mantener, pero desde hace 8 meses ha estado sin poder producir nada. Expresa que tiene miedo de buscar dinero para comprar otras vacas, pues se las podrían robar sin que nadie lo pueda impedir.
Una comunidad que depende de la ganadería
En Majagual, destacó el reportaje del programa Nuria-Investigación periodística, prácticamente toda la subsistencia gira alrededor de la ganadería.
Los que no son dueños de ganado trabajan para los propietarios o les venden los insumos necesarios para el mantenimiento y reproducción de las vacas destinadas a la industria de la carne o de la leche.
Pero su medio de sustento está seriamente amenazado en estos momentos, pues han perdido miles de pesos en este año, provocando la quiebra de muchos propietarios de reses.
Según el testimonio de los habitantes de Majagual, en esta región no hay un solo ganadero que no haya sido víctima de robo.
Algunos lo han perdido todo, como testimonia Bartolo Fernández: “Nosotros hemos perdido 300 mil pesos en esos 17 animales”.
Bartolo Fernández era el dueño de 60 cabezas de ganado vacuno, pero ahora sólo le quedan 43. Explica que en un principio los abigeos preferían robar las vacas lecheras, porque suelen ser más dóciles al sentir la presencia de extraños, y por tanto resultan más fácil para los ladrones, pero que en la actualidad el robo ocurre por igual con vacas lecheras y destinadas al comercio de la carne.
“Teníamos primero vacas hembras y las cambiamos pa machos, porque taban matando las hembras, las cambiamos para ver si no los mataban, y como quiera los están matando”, indicó Bartolo Fernández.
Pérdidas y costos
Los ganaderos explicaron que han tratado de proporcionarse su propia seguridad y vigilancia, pero que como se trata de lugares solitarios en horas de la noche, que abarcan grandes áreas, resulta muy costoso pagar un servicio privado para mantener alejados a los ladrones.
En el caso de los ganaderos de la región Este, subrayaron que los cuatreros aprovechan la facilidad de traslado que ahora les brinda la Autovía del Este, para llegar, cometer sus fechorías y marcharse antes de que puedan ser hallados con las manos en la masa.
“Después que hicieron la Autovía, desde ahí es que vienen todos esos robos, porque aquí no se perdían vacas, pero después que hicieron la autovía han matado cientos de vaca”, aseguró Julio Gómez.
En una medida desesperada, cansados de los constantes robos, los ganaderos que todavía conservan parte de sus reses han optado por mantenerlas escondidas e incluso las trasladan de un lugar a otro. Algunos han llegado al extremo de llevarse algunas reses a dormir bajo techo, en sus propias casas, “como un familiar más”.
Otros hacen turnos de vigilancia nocturna y hasta duermen al lado de las reses, en las fincas, a cielo abierto, en la intemperie.
“La tengo ahí, pero la he tenido que sacar pa los campos, porque ya no puedo tenerla en esa carretera, en la pista, ahí no se pueden tener animales”, sostuvo Pedro Cabral.
Los robos han generado una zozobra de tal magnitud, que están afectando la salud de los ganaderos y sus familiares.
“Eso me dio en el alma, el papá mío desde ahí no se ha vuelto a sanar, le dio un pre infarto, porque eso le daña la mente a la gente vieja, a mí no, porque puedo seguir trabajando. Pero lo que tenía era eso nada más”, narró compungido Bartolo Fernández.
Los ganaderos explicaron que para llevar a una vaca a ser productiva se requieren cerca de cinco años de inversión, lo que hace que para una persona de 60 ó 70 años se haga difícil recuperarse de la pérdida que le ocasiona el robo de decenas de reses.
Aseguraron que algunos de sus amigos no han soportado el pesar, y han muerto al ver de la noche a la mañana perdidos todos sus años de trabajo y sacrificio.
Para Eric Rivero, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (APROLECHE), el cuatrerismo es uno de los robos más perversos.
“No sólo se están robando una propiedad, una televisión, una cama que en cualquier momento usted la puede sustituir. Cuando a una familia la dejan sin su medio de sustento, que son las vacas, que son cerca de 58 mil productores de leche que hay en el país, no sólo se están matando las propiedades, sino también a miles de familias”, explicó Rivero.
