“Está muy bien no hacer el mal,
pero está muy mal no hacer el bien”.
(Padre Alberto Hurtado).
La gran crisis económica que abate al mundo de hoy, sobre todo, en Estados Unidos y en Europa, es resultado de la ausencia de una efectiva Gobernanza Corporativa. Una crisis ético-moral en la gestión empresarial. Una crisis más allá de la esencia natural del Capitalismo: Obtener rentabilidad, lograr ganancias.
Más allá de la rentabilidad, los capitalistas generadores de esta crisis, vulnerando la legalidad y legitimidad de sus acciones, tomaron decisiones que desbordaron su responsabilidad con la propia esencia de su razón de ser. No es que se le estaba pidiendo una Responsabilidad Social, una Ciudadanía Corporativa, sino el cumplimiento de su propia base legal. Era que si no podían asumir un nuevo peldaño en la solidaridad social, al menos se comportaran como establecía ese gran apologista del Neoliberalismo, Milton Friedman, cuando señalaba que “la empresa solo tiene una responsabilidad: Maximizar las utilidades para sus accionistas operando dentro de los límites que fija la ley”.
El propio padre de la Economía Moderna, Adam Smith, lo resaltaba de manera lapidaria: “el capitalismo solo funciona si la legalidad que lo regula está conformada por leyes justas, equitativas, que respeten la libertad, y, sobre todo, si estas leyes se cumplen”. Esa asunción por las leyes es lo que produce hoy día la Ciudadanía Empresarial o Ciudadanía Corporativa, lo cual le permite de manera inevitable alcanzar reputación corporativa, que se deriva en un prestigio, a través de un compromiso solidario con todos los actores de una empresa, de una organización (Stakeholders), donde está instalada.
La Gobernanza Corporativa, o Gobernanza Societaria, constituye el eje medular para lograr de manera efectiva la sostenibilidad y crecimiento de una empresa. La Gobernanza Corporativa es como la creación de un Gobierno Societario, que tiene la capacidad de articular a cada uno de los actores que interactúan en el proceso de una empresa, de una organización; tanto visualizada con los distintos entes que gravitan en ella: Internos y Externos. Esto es: Empleados, Ejecutivos, Accionistas, Proveedores; en otras palabras, LOS STAKEHOLDERS.
La Gobernanza Corporativa, toma en cuenta no solo la eficiencia en los procesos, como palanca dinámica de los factores internos de la organización; sino que asume como punto fundamental LA TRANSPARENCIA, la Confianza con todos los actores, como fuente de un buen ejercicio ético–moral, de las acciones que emprendan, en el ineludible acontecer de sus decisiones.
Una efectiva Gobernanza Corporativa comprende, y valida que Negocio + Ética = Prosperidad y Sostenibilidad; que Ética + Competencia, es una ecuación ganadora, como nos diría John Maxwell. Que negocio y ética no son excluyentes. La Gobernanza Corporativa es la apropiación de la Intención + las acciones = Voluntad. Una mala Gobernanza Corporativa = Intención – acciones = Cortedad.
La Gobernanza Corporativa, trilla en su seno la cosmovisión de todas las estrellas que se configuran en una organización, tales como: Misión, Visión, Valores, Normas, Costumbres, Políticas, Tradiciones, Leyes; y, como éstas afectan o coadyuvan al logro de los objetivos organizacionales. La Gobernanza Corporativa, implica por así decirlo, integración y una verdadera relación entre los actores; donde el cuerpo institucional que la cubre ha de ser respondido por todos los actores, independientemente de la jerarquía que se ocupe en la empresa, en la organización. Allí las reglas, las pautas normativas, la constitución de los derechos y de los deberes, se cristalizan de manera cristalina, como el espacio armónico que ha de empujar a la organización, como un organismo vivo, en perenne cambio y en una actitud dialógica permanente con todos los actores.
La Gobernanza Corporativa conlleva una responsabilidad, en algo más que uno mismo. Es el compromiso de respetar lo pactado y de contribuir con las decisiones, a desarrollar la confianza y un mejor Capital Social. Por ello, para asumir una verdadera Gobernanza Corporativa o un buen Gobierno Empresarial, debemos dejar atrás las raíces de los modelos mentales del pasado: El engaño, la manipulación y la mentira.
Esos modelos mentales (Paradigmas), raíces profundas en la manera de pensar, que llegan a confundir la realidad, a no saber cuando la realidad es realidad, o imágenes falsas del mundo real. El Mito de la Caverna de Plantón, es la puesta en escena de ese sabio filosofo de la antigüedad, para demostrarnos como a veces estamos en presencia del engaño y los modelos mentales nos bloquean el conocimiento de la realidad misma; llegando incluso, una vez con posibilidades de conocer y ver la realidad como es, negarla; en una ceguera taumatúrgica de sombra y olvido.
Con esas raíces mentales que deniega la necesidad de internalizar la Gobernanza Corporativa, fue que se produjo la quiebra de los tres bancos en el 2003 en República Dominicana. Una falta de compromiso de los ejecutivos para con sus empleados, sus accionistas, sus clientes y una alienación total para las consecuencias de sus decisiones con la sociedad. Lo mismo ocurrió recientemente con el proceso de negociación del aumento del Salario Mínimo. 6 meses en las negociaciones, en medio de una Reforma Tributaria que afectó a todos los miembros de la sociedad. Lo que se objetivó fue la falta de mira de los empleadores, que comenzaron ofreciendo un pírrico 8%; lo que evidenciaba lo lejos que se encuentran de lo que hoy llamamos: Gobernanza Corporativa. Al final, después de 6 meses y más de 13 reuniones convinieron en lo que los sectores más sensatos habían esperado: 14–15 %.
Es de esperarse que en un proceso de reforma al Código Laboral, el sector empleador vislumbre con visión abarcadora a todos los sectores, en una negociación Ganar–Ganar; con una estrategia de Colaboración y no de imposición; que es la fuente de la Gobernanza Corporativa, que es Integración, Relación, Confianza, Compromiso, Respeto y el cumplimiento de la base normativa de toda interacción social.