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Fidias David Garcia cuevas Fidias David Garcia cuevas Author
Title: La sociedad: Lo genera y lo produce
Author: Fidias David Garcia cuevas
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Por Candido Mercedes para el poderconfidias Cuando hablamos de los jóvenes Ni–Ni (que ni estudian ni trabajan) que están desafiliad...


Por Candido Mercedes para el poderconfidias
Cuando hablamos de los jóvenes Ni–Ni (que ni estudian ni trabajan) que están desafiliados institucionalmente, que cuasi no existen socialmente, parecería que es una mera abstracción, un campo de ficción de la más exquisita novela, fraguada en la más fértil de la fantasía.

No. Es la realidad del cuerpo social dominicano: 650,000 jóvenes que constituyen una realidad social que el modelo económico y el sistema político lo engendran para luego destruirlos lenta e inexorablemente. Es la sociedad del cansancio que en su máxima de exclusión y marginalidad, corroen de manera sempiterna para lograr el espacio de recreación y realización de la clase política.

Tienen que crearlos porque sin ellos y su crecimiento, la clase política en su populismo permanente, no tendría vigencia. La ausencia de ideas, del debate serio, de un poquito de  decencia, se apuntala a través de los Ni-Ni, de los SIN–SIN (Sin oportunidades sin competencias), para regodearse en su clientelismo, como “salvadores” de lo que ellos construyen, generan y componen socialmente.

Si los Ni–Ni constituyen la concepción de una sociedad sumida en la más abyecta falta de equilibrio, de la más carente ausencia de sensibilidad de parte de los actores políticos y de parte de los actores estratégicos; los SIN–SIN, es la lectura de un país que no orienta su capital humano a crear capacidades. Los Sin–Sin (sin oportunidades sin competencias, 507,000) se encuentran en el diseño del tejido social dominicano. Están en el entramado institucional, a diferencia de los NI–NI. Empero, es tan débil el aporte del Estado, que los recursos humanos no logran convertirse en talento humano.

Los SIN – SIN han estudiado, pero el grado de competencias no les permite articularse en el mercado de trabajo. Además, de que éste es muy exiguo. En la República Dominicana la Población Económicamente Activa (PEA) aumenta cada año en alrededor de 32,000 jóvenes; sin embargo, el Mercado Laboral (tanto formal como informal) apenas absorbe pocos menos  de 20,000. En gran medida y no como paradoja, el crecimiento  del Producto Bruto Interno no  va  aparejado con el crecimiento del empleo. Ello así, por los sectores que crecen en la economía y por la visión de los actores políticos.

En nuestro país, un bachiller solo está “apto” para seguir a la universidad. Solo “sabe leer y escribir”; no tiene otras competencias a menos que los padres se hayan preocupado por desarrollarlos con alternativas educacionales y competencionales, que le permitan insertarse en el mercado de trabajo con cierto éxito.

En nuestra nación no existe una alianza permanente y sistemática entre el sector empresarial, las universidades y el sector público para crear el talento humano, con las habilidades y destrezas que respondan a la dinámica de la sociedad y del mercado de trabajo para tener los sellos distintivos de la EMPLEABILIDAD. La Empleabilidad es la capacidad que tiene un ser humano, a partir de los conocimientos adquiridos, de enfrentar con aciertos las necesidades y expectativas del Mercado Laboral. El ejemplo más elocuente es el número de personas que concursan en Educación para profesores y que son rechazados.

Si la Empleabilidad es un edificio construido sin las varillas necesarias y la cantidad de cemento, el coeficiente de empleabilidad es grave también. Personas que se prepararon pero no se han reciclado, más nunca han hecho ni un curso ni un diplomado, “gozan” de una experiencia ya caducada por las mutaciones y transformaciones que han sufrido los puestos a consecuencia de los avances de la tecnología, de la innovación y la competencia.

Los NI–NI y los SIN–SIN tendrán que movilizarse a ver si esta sociedad enferma, invertida, crea 200,000 plazas de diputados y 100,000 senadores para que puedan vivir. Corre en el Congreso de que 4 diputados de diferentes bancadas para augurar que se apruebe, introducirán modificaciones a su Ley de Jubilación 144-11, para que ellos por 4 años de “servicios a la Patria”, reciban RD$110,000.00 pesos de pensión. Por 8 años (dos periodos) RD$125,000.00 pesos; y, por tres periodos (12 años) RD$125,000.00 y solo tener 55 años de edad. Si ha sido presidente de una de las Cámaras, recibirían RD$140,000.00 de por vida. La esperanza de vida al nacer del dominicano es de 73 años los hombres y 76 las mujeres, es de esperar que allí la esperanza sea más larga, con el nivel de vida de los congresistas, con apenas tres días de trabajo y con 3 meses de vacaciones en el año.


Una sociedad que origina los Ni-Ni y los Sin-Sin, como secuela de una democracia corrompida y que al mismo tiempo, sus actores políticos disfrutan como reyes del erario público en el presente y se agendan su futuro a través de la jubilación, como bizarría de su alter ego en el mito de Prometeo.

809-454-5500

 
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