de: Acento.com.do
La semana santa se inició y comenzó a bajar la presión en la ciudad. El cese de la docencia en las escuelas públicas y colegios privados ayuda bastante a descongestionar el tránsito en las horas picos.
Mucha gente sale a celebrar la semana santa, aprovechando las vacaciones, y disfruta de las playas y de los pueblos y provincias dominicanas, que son atractivas y representan una variedad para quienes desean descansar o cambiar de ambiente.
Otros se van de viaje al exterior. Hay quienes se mueven a las zonas hoteleras, aprovechando el calor y el sol ardiente del Caribe, y disfrutan de las playas, balnearios y hoteles.
En todos los casos, los que salen de la ciudad se pierden la tranquilidad de la capital, el destaponamiento del tránsito y el disfrute de una paz que raras veces se encuentra en la capital.
Quienes se quedan en casa gastan poco, en especial en esta época de dificultades económicas y cuando el gobierno ha impuesto un programa de austeridad.
Quienes se quedan en la ciudad reducen al mínimo el riesgo de un accidente de tránsito, pues aunque conduzcan vehículos con responsabilidad o asistan en autobuses bien protegidos, no se exponen al peligro que representan las carreteras en una semana de asueto y bebentina como se ha convertido la semana santa.
Y quienes se quedan en la cuidad pueden visitar las iglesias, acudir a las actividades religiosas de la semana santa, que son también una forma de compenetrarse con el sacrificio de Jesús, nuestro señor, que ofrendó su vida para salvar las almas de la humanidad.
De paso, luego de las actividades de las iglesias por la semana santa, es posible visitar los parques de la ciudad, en especial los de la ciudad colonial, y también darse un paseo por los museos y otros lugares históricos, que permiten revivir capítulos importantes de nuestra historia.
De modo que, al inicio de esta semana mayor, nuestra apuesta es para que no se gasten el dinero, los que deseen permanezcan en la ciudad, cuiden sus familias, reduzcan los riesgos, y al final de la semana no tengamos la macabra contabilidad de anunciar la muerte de docenas de personas pòr motivo de la semana santa. Una tragedia y una gran paradoja.