En agosto arrancarán estas palas para aportar al sistema eléctrico nacional 33,45 megavatios. Son los primeros de un total de 100, que llegarán después en diferentes etapas. Ha sido la tozudez deEgeHaina o mejor, su convicción de que los vientos soplan en esa dirección, que lo de las energías limpias no es un cuento para ecologistas impenitentes y que no hay dirección más adecuada.
En el camino quedan decenas de otras propuestas desechadas, de concesiones vencidas, de fondos que nunca aparecieron, préstamos que no se obtuvieron, de años de trámites eternos en las no siempre ágiles cámaras legislativas... y de inversionistas extranjeros desilusionados que se fueron resoplando, con sus millones y molinos, a otra parte. Encontraron, comentaban éstos con la prensa (y siempre ´off the record´) en aquellos días, todo tipo de zancadillas institucionales, dilaciones inesperadas, lagunas legales.
Resuelto este último aspecto, primero con la Ley 57-07 de Fomento de Energías Renovables y luego su reglamento de aplicación, la empresa local EgeHaina decidió apostar a las energías limpias con una inversión de 100 millones de dólares. Han sido los necesarios para instalar los dos parques eólicos de Juancho, los 56 kilómetros de red para verter la energía producida a la línea central de transmisión eléctrica, construir caminos, dos subestaciones y la adaptación y refuerzo del muelle de Cementos Andinos para recibir los equipos.
El Parque Eólico Los Cocos recoge las fuerzas de los alisios que peinan el Atlántico y entran a tierra justo por esa esquinita del mapa. No es una ubicación caprichosa, la medición de los vientos se toma hora por hora durante más de un año para determinar la mejor ubicación. Ni siquiera Juancho era el primer intento: cinco molinos llegaron a suelo dominicano con la intención de erguirse en Cabo Engaño en 2008. ¿No era ese el momento o no era aquella la ubicación perfecta? Ya da igual, el hecho es que nunca se llegó a aprobar la instalación de aquellos primeros molinos que habían llegado a la isla. Desde el sector oficial se consideró que un polo turístico no era compatible con un parque energético.
Los molinos, almacenados por años, se estropearon a tal punto que debieron hacer el viaje de vuelta a casa, en España, para después de una reconstrucción casi total... regresar a República Dominicana, esta vez camino del Sur.
Quilvio Cabrera
Mientras tanto, un funcionario ajeno al sector eléctrico se convertiría en parte importante del proyecto. Quilvio Cabrera, entonces director del Instituto Agrario Dominicano (IAD) y al tanto de la desilusionante experiencia del proyecto de Cabo Engaño, valoró la posibilidad de crear un parque energético en Pedernales, donde los parceleros del IAD en Juancho -entendía él- se avendrían a negociar la instalación de las torres en sus parcelas.
En sus planes subyacía la visión de abordar una segunda fase dedicando esas mismas tierras a producir cultivos energéticos de biomasa. Combinando ambas energías se lograría, pensaba él, un mejor rendimiento del espacio y estabilidad de la red cuando no hubiera viento.
El proyecto seguía creciendo en la visión de los emprendedores: un parque de energía limpia en el pleno sentido, que ayudaría a despertar a esta región sureña, en la que más de un 60% de los hogares viven en estado de pobreza.
Quilvio Cabrera murió el 13 de abril de 2008 en un accidente de tráfico. EgeHaina culminó las negociaciones con los parceleros, comenzó a instalar los aerogeneradores y decidió bautizar el segundo parque eólico de Juancho en su honor.
¿Qué hay en Juancho?
En una extensión de 343 hectáreas se levantan el Parque Eólico Los Cocos y el Parque Eólico Quilvio Cabrera que producirán 33,45 megavatios. 25 megavatios en el primero y 8 megavatios en el segundo. Es el principio.
El Parque Los Cocos presume ya de sus 19 aerogeneradores (14 Vesta V90 y 5 Vesta V82) distribuidos en tres alineaciones en dirección noroeste, con sus rotores siempre husmeando la dirección del viento. El Quilvio Cabrera, por su parte, consta de cinco aerogeneradores. El potencial eólico de la zona es enorme y podría, en un futuro y con progresivas ampliaciones, cubrir las necesidades de una población de 88,000 habitantes y evitar la emisión de 68,000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
El proyecto seguía creciendo en la visión de los emprendedores: un parque de energía limpia en el pleno sentido, que ayudaría a despertar a esta región sureña, en la que más de un 60% de los hogares viven en estado de pobreza.
Quilvio Cabrera murió el 13 de abril de 2008 en un accidente de tráfico. EgeHaina culminó las negociaciones con los parceleros, comenzó a instalar los aerogeneradores y decidió bautizar el segundo parque eólico de Juancho en su honor.
¿Qué hay en Juancho?
En una extensión de 343 hectáreas se levantan el Parque Eólico Los Cocos y el Parque Eólico Quilvio Cabrera que producirán 33,45 megavatios. 25 megavatios en el primero y 8 megavatios en el segundo. Es el principio.
El Parque Los Cocos presume ya de sus 19 aerogeneradores (14 Vesta V90 y 5 Vesta V82) distribuidos en tres alineaciones en dirección noroeste, con sus rotores siempre husmeando la dirección del viento. El Quilvio Cabrera, por su parte, consta de cinco aerogeneradores. El potencial eólico de la zona es enorme y podría, en un futuro y con progresivas ampliaciones, cubrir las necesidades de una población de 88,000 habitantes y evitar la emisión de 68,000 toneladas de CO2 a la atmósfera.