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Por Cándido Mercedes
candidomercedes@hotmail.com
¡30 años después!, es el mismo libreto, “nosotros tenemos nuestras encuestas “. El mismo cliché “esa encuesta no responde a la realidad”; la misma ofensa a la inteligencia del dominicano “ganamos en la primera vuelta, mucho a poco”; “estamos subiendo y el otro derrumbándose”. Ese ha sido el signo de la partidocracia dominicana, desconociendo que es otra sociedad y otras son las oleadas que gravitan en este mundo globalizado. Estamos en la sociedad de la Red, la sociedad de la información, del conocimiento; donde los ciudadanos tienen el acceso a la información sin intermediarios, más allá de los intereses y del poder de los actores estratégicos.
La partidocracia nuestra, dado que en nuestro país las encuestas no están reguladas por ley, lo que estamos viendo es un verdadero abuso de las guerras de las encuestas, del imperialismo de las encuestas, por parte de los dos principales partidos del sistema político. Tratan con ellos de distorsionar la realidad electoral y con ello, el descreimiento del electorado de ese importante instrumento de investigación social, como lo es LA ENCUESTA, sobre todo, las encuestas científicas o probabilísticas.
Los dos partidos (PLD – PRD), sobre todo, el primero, encargan encuestas, cual si fuera a un sastre, a su medida, como una manera de influir sobre los votantes, de una manera grosera, burda y grotesca; y, esto sucede a 6 meses de las elecciones. Hoy se sabe, que este tipo de estratagema no incide, ni siquiera entre los propios seguidores de quienes mandan a realizar los estudios de opinión electoral. Esos execrables estudios pagados que tratan de manipular al electorado, en estas elecciones no incidirán ni siquiera en los votos de los indecisos, ni en la intención del voto ni en tratar de atraer los votos blandos del adversario.
Si triste es el espectáculo de la partidocracia, con las guerras de las encuestas; lo vergonzoso y penoso es que empresas dedicadas al estudio de opinión, se presten a este vil negocio de querer engañar a una sociedad. Entran en el juego del todo se vale; en el juego de que en política no hay ética, donde el maquiavelismo se constituye en el modus vivendi y el modus operandi de una parte significativa de la clase política y del tejido empresarial.
La partidocracia en sus estrategias de mentiras, manipulaciones, distorsiones, se las llegan a creer tanto, juegan su rol de actores, que en sus histrionismos logran confundirse ellos mismos y no saben cuando es la hiperrealidad y la realidad misma. Reciben, entonces, un verdadero shock, cuando una encuesta seria, creíble, responsable, que no recibe encargo ni hace estudios para partidos políticos específicos y concretos, le señala la realidad de la opinión electoral de ese momento.
Como todo proceso de cambio, lo primero que viene es la negación; empero, la partidocracia nuestra lo hace con una saña, con las más vehementes de las intrigas y las más inverosímiles perversidades. Esa elite política no entiende que el mundo ha cambiado, que cada día más la información se horizontaliza y que aquella frase de que la información es poder, como fruto y expresión de ella, se desparrama y descentraliza, aunque no quieran. Es el signo de una época que trae consigo un nuevo poder a la ciudadanía.
Si bien en un proceso electoral, la ciudadanía puede ser móvil, cambiante, mutable en la consistencia de su voto; lo que se registra y advierte en las encuestas más creíbles y serias (Gallup/Hoy), es que la fortaleza del voto es muy duro y que por lo tanto, esas empresas venales y los dos partidos que hasta ahora representan el bipartidismo dominicano, deberían dejar atrás el pago de encuestas como mecanismo de publicidad política, como propaganda política, pues al decir verdad, la sociedad dominicana ha cambiado a este respecto. Hay encuestas que nadie que sea un poco serio y honesto le da credibilidad, más allá de sus intereses partidarios; pues se puede ser parcial, pero una persona que se respete busca siempre la verdad, la profesionalidad y la objetividad.
Para un verdadero demócrata, a una persona que ame su país, le duele en el alma, ver este espectáculo electoral; sin límites, sin regulaciones, sin la más mínima equidad en la competencia; donde la legitimidad, en su origen, no existe, por la falta de una competencia verdadera, en igualdad de condiciones. En nuestro país, solo en el 1962, 1982, 1986, 1996 y en el 2000 ha habido un poco de equidad en la competencia electoral, en donde el uso y abuso de los recursos del Estado no se realizó de manera tan burda y atropellante, como ocurrió en el 2002, 2004, 2006, 2008, 2010 y viene ocurriendo ahora.
Esta democracia representativa requiere de mayor eficacia política y esto solo es posible con una sociedad, que si bien hoy es más abierta, más plural, más diversificada y compleja, debe de exigirse ella y a la partidocracia más responsabilidad.
En la mayoría de los países, las lealtades partidarias se han ido desvaneciendo; sin embargo, en nuestro país, acusa todavía una importancia capital; sobre todo, en estas elecciones, según las tres últimas encuestas de Gallup/Hoy, de Abril, Agosto y Noviembre. Esto implica que la partidocracia de los dos grandes partidos lo que tienen es que abocarse a desarrollar toda una estrategia para ver como logran atraer los votos de los partidos emergentes (en caso de que estos no se unan). Ya la parte de la población sin partidos, más reflexiva y más sistemática, asumió su candidato.
Por eso, la partidocracia debe de dejar seguir pagando encuestas para usarlas como instrumento de propaganda política y asumirlas como fuentes de guías y orientaciones internas para sus campañas y no para tratar de engañar y manipular a la opinión pública y al electorado, con las respuestas de la misma cantaleta de hace 30 años.
Estando muy joven me acuerdo cuando la derecha y la izquierda dominicana atacaban al Prof. Juan Bosch. Por aquel entonces, reflexioné y me di cuenta de que en ese momento, el maestro estaba en lugar correcto. Es lo mismo que sucede hoy con la Encuesta de Gallup/Hoy, al ver la cúpula de los dos partidos gritar y vociferar y hasta tratar de desconsiderar, luego, al igual que ayer, comprendo y por las tres últimas encuestas de Gallup/Hoy, que ellas están retratando fielmente la realidad electoral del momento; de manera muy profesional.
¡Felicidades al Sociólogo Rafael Acevedo, un profesional serio, honesto, capaz y con fuertes convicciones!